Está lejos de ser un cuento de hadas, es la historia de dos jóvenes con muchos conflictos internos que les impiden forjar una relación de iguales.

Una combinación de fotografía, música y actuaciones (en especial la de Yagi Yusei/Kiyoi) hicieron de este dorama una experiencia entretenida.

La pareja principal no es lo que suelo disfrutar, pero me gustó que dejaran claro que ambos tenían problemas para comunicarse y expresar sus sentimientos.

Por un lado, Hira con su baja autoestima, embotellando todo para dejarlo salir de forma explosiva. Por otro, Kiyoi con su aparente superioridad, que es más inseguridad trasladada a agresividad e indiferencia. Ambos solitarios a su manera, enloquecen por el otro.

Además, se establece que necesitan cambiar su dinámica para tener una relación romántica porque la que crearon, con uno idealizando al otro y el otro tratándolo de menos, no es algo que deberían continuar.

Sólo me hubiera gustado que tuvieran más tiempo para desarrollar el crecimiento de los dos, individualmente y en pareja.