Debut en la dirección del ahora consagrado Park Chan-wook, que nos muestra una película de gangsters con cierto aire a cine de Hong Kong pero donde la acción salvaje es eliminada casi por completo para centrarse en el drama de unos personajes dominados por un amor turbulento y un destino fatal.

Ya se adivinan algunos recursos artísticos que definirían a Park Chan-wook como su buen gusto estético, cámara ágil y las explosiones de violencia cargadas de narrativa. Pero la película termina resultando demasiado amateur y cursi para ser tomada en serio.

Aún así, se puede ver a modo de curiosidad.