Cuando empecé a ver este k-drama, lo hice más por aburrimiento que por interés, ya que la sinopsis no me llamó tanto la atención. Estaba buscando algo en Netflix y, al no encontrar nada mejor, decidí darle una oportunidad. Desde el primer capítulo, quedé completamente atrapada. La trama, que inicialmente me parecía algo predecible, comenzó a envolverme de una manera inesperada. A medida que avanzaban los episodios, me encontré dudando de todos los personajes, lo cual es una de las cosas que más me atrapó: esa sensación constante de no saber en quién confiar.

Lo que más me gustó es la forma en que la serie logra mantener el suspenso y la intriga. Cada capítulo deja nuevas preguntas que hacen que no quieras parar de ver. Sin embargo, aunque la serie tiene momentos de mucha tensión, también siento que algunos aspectos no se desarrollan lo suficiente. En especial, me hubiera gustado que profundizaran más en la muerte del hermano de Ha-bin.

Es un k-drama que cumple su propósito de entretener, pero también deja una sensación de incompletitud, como si algunas respuestas estuvieran un poco vagas. Aún así, es perfecto para quienes disfrutan de historias llenas de giros y misterios, con personajes complejos y una atmósfera cargada de tensión.